Nos reunimos para celebrar que Jesús ha resucitado y vive entre nosotros. Jesús es nuestra luz, nuestro camino y nuestra vida.
Después del tiempo de preparación que supuso la Cuaresma, ahora llegamos a la gran fiesta: Jesús ha decidido quedarse con nosotros y está precisamente en nuestro corazón. ¡Ahí es donde debemos verlo! Él nos da luz, nos ayuda a vivir.
Al igual que la planta necesita luz y agua, Dios necesita que nosotros seamos luz y agua para los demás, es decir, que les enseñemos cosas buenas con nuestro ejemplo y alimentemos sus ganas de ser mejores.
Cada alumno coloca su pequeña llamita o gota de agua en señal de que, entre todos, queremos que Jesús siga entre nosotros y queremos ayudarlo a construir un mundo mejor.
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